NO SE CURA, SE ALIVIA.
El cuerpo de trabajo de María Ortiz es utilizado para presentar lo que con palabras, frecuentemente no es posible. Se piensa y se siente desde la obra lo que en el día a día se vive. Es la experiencia de la incertidumbre, ansiedad e impaciencia la que se manifiesta en estas formas. Transferir el dolor y el síntoma en paredes, pinturas, acciones e imágenes fotográficas es una estrategia para sobrevivir donde todo lo demás se ha derrumbado y permite continuar tanto en la esfera social, como en la íntima.Sí lo personal es político y Ortiz lo vuelve un asunto público no solo con la obra dispuesta en esta muestra, sino también a través de la gestión de sus cuentas en diferentes plataformas sociales; si se aleja de la idea de la salud como un estado óptimo y nos señala que más que un lugar, el bienestar es un proceso que necesita de cuidados y mantenimientos continuos, es para interpelarnos sobre nuestra posición no únicamente frente al autocuidado o como seres susceptibles a la enfermedad, también lo hace sobre nuestra relación y postura con quienes sobrellevan alguna.
Compartir lo vivido, lo padecido, es un acto de resistencia cuando el sistema de salud nos falla perennemente, cuando a lxs de alrededor nos cuesta comprender las fisuras del otrx. No se cura, se alivia. Pero es suficiente para persistir en la vida.
Alfredo Esparza Cárdenas
Imágenes de bitácora
Merch de la expo